sábado, 10 de enero de 2009

INTRODUCCIÓN

La palabra biblia significa, en griego, "libros". La Biblia es, en realidad, una colección de libros o escritos, de extensión, origen y contenido diversos. Tanto para el pueblo de Israel como para los cristianos, sin embargo, todos estos escritos tienen un valor religioso especial, lo que les da una unidad propia. los dos aspectos, la diversidad y la unidad, no se contraponen sino que se complementan.

Desde tiempos antiguos, la Biblia ha recibido diferentes nombres. La manera más común entre los judíos para referirse a los libros que son para ellos la Biblia (lo que constituye para los cristianos el Antiguo Testamento) es la designación de las tres grandes secciones que la forman: La Ley, los Profetas y los Escritos. Esta designación se refleja en Lc. 24:44 ("La Ley de Moisés, los libros de los Profetas y los Salmos"). En esta terminología, la Ley incluye los cinco primeros libros de la Biblia (también llamados Pentateuco); los Profetas se dividen en dos secciones: los Profetas Anteriores, que comprenden Josué, Jueces, 1-2 Samuel y 1-2 Reyes, y los Profetas Posteriores, que incluyen los libros de Isaías, Jeremías y Ezequiel, más los doce profetas menores; finalmente, la tercera sección, llamada "Los Escritos", comprende los demás libros (incluido el de Daniel).

Este designación a veces se reducía a la "Ley y los profetas", como se encuentra en Mt. 5:17, y aún más simplemente a "La Ley" (cf. Jn. 10:34).

Partiendo del uso del Nuevo Testamento, ha sido común entre los cristianos referirse a toda la Biblia con el nombre de "Las Sagradas Escrituras", "La Sagrada Escritura", o simplemente "Las Escrituras" o "La Escritura" (cf. Mt. 21:42; Jn. 5:39: Ro. 1:2). Con frecuencia, el término "La Escritura" se refiere a un pasaje concreto (cf. Mr. 12:10; Jn. 19:24).

Los términos Antiguo y Nuevo Testamento, como nombres de estos escritos, solo empezaron a usarse entre los cristianos a fines del siglo II d.C., aunque tiene su base en textos como 1 Co. 3.14. La palabra "Testamento" designa, en este caso, la alianza o pacto entre Dios y su pueblo, y hace referencia a la primera alianza hecha por Dios con el pueblo de Israel (cf. Ex. 24:8; Sal. 106:45) y a la nueva alianza anunciada por los profetas y sellada con la sangre de Jesucristo (cf. Jer. 31:31-34; Mt. 26:28; He. 10:29).

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